19 julio 2011

El Principito - Antoine de Saint-Exupéry

"(...)Me miraba con mi martillo en la mano, los dedos llenos de grasa e inclinado sobre algo que le parecía muy feo.  -¡Hablas como las personas mayores!
Me avergonzó un poco. Pero él, implacable, añadió:
       -¡Lo confundes todo...todo lo mezclas...!
Estaba verdaderamente irritado; sacudía la cabeza, agitando al viento sus cabellos dorados.
       -Conozco un planeta donde vive un señor muy colorado, que nunca ha olido una flor, ni ha mirado una estrella y que jamás ha querido a nadie. En toda su vida no ha hecho más que sumas. Y todo el día se lo pasa repitiendo como tú: "'Yo soy un hombre serio, yo soy un hombre serio!"... Al parecer esto le llena de orgullo.Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!
       - ¿Un qué?
       - Un hongo.
El principito estaba pálido de cólera.
       - Hace millones de años que las flores tienen espinas y hace también millones de años que los corderos, a pesar de las espinas, se comen las flores. ¿Es que no es cosa seria averiguar por qué las flores pierden el tiempo fabricando unas espinas que no les sirven para nada? ¿Es que no es importante la  guerra de los corderos y las flores? ¿No es esto más importante que las sumas de un señor gordo y colorado? Y si yo sé de una flor única en el mundo y que no existe en ninguna parte más que en mi planeta; si yo sé que un buen día un corderillo puede aniquilarla sin darse cuenta de ello, ¿es que esto no es importante?. (...)
Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que la mire para ser dichoso. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte..." ¡Pero si el cordero se la come, para él es como si de pronto todas las estrellas se apagaran! ¡Y esto no es importante! (...)"

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